Una de Costaleros

Una de costaleros

 

Nuestra Semana Santa, como todas, tiene sus momentos estelares y  sus personajes legendarios. Yo ahora recuerdo al “Pocho” con sus costaleros del “Paso Gordo” allá por los años 50, bajando el paso por esas callejuelas del “Rosario”, tomando la curva de
“Torrecillas” o subiendo al Calvario con ese ritmo imposible, con esos vaivenes que nos metía el alma en un puño ante la expectativa del desastre que, no recuerdo mal, nunca ocurrió. Yo no podría hacer algo así….

Pero en los años 80 un grupo de “locos”, amigos míos por cierto, se empeñaron, como no quiere la cosa, en recuperarun Paso de nuestra tradición “semanasantera” el “Ecce Homo” o “Balcón de Pilatos” como se le llamaba antes. Y ni cortos ni perezosos se metieron en el empeño de fundar esa nueva cofradía: ¡Se necesitan unos socios fundadores!, puesvenga; ¿Cómo va a ser el grupo escultórico?, pues se habla con Zamorano y ya está; ¡Ah! ¿Y el trono?, a lo mejor nos lo puede hacer “Jumasan”;  …y el estandarte unas monjitas que conoce no se quién; y las túnicas ¿cómo? y ¿Cuánto?; ¡haremos lotería, claro!….; ¡A buscar cofrades!….; ¡Y por supuesto, “nuestro paso” saldría a hombros!.

Yo me vi metido en el invento más por la amistad que por afición y dejando clara mi postura: ¡el viernes no salgo!… y esque me gusta tocar el tambor y estar con los amigos de siempre.

Y, como por milagro, aunque con mucho trabajo de unos pocos, tuvimos un paso completito con su Cristo, su Pilatos, su chiquillo, su zafa y todo lo necesario, aunque sin balcón, ¡qué le vamos a hacer!, los tiempos cambian y, además, depeso ya íbamnos bien servidos…., luego se consiguió mucho más: casa, exposiciones y hasta conciertos, pero esa es otra historia.

Un día, Jueves Santo, hubo que meterse debajo del trono y también lo hicimos. Lo cosa funcionó quizá con más penaque gloria y más de uno terminamos harticos del intento, por no decir doloridos, magullados y cagados, que de todo hubo, pero ya estaba hecho, así que ¡a tocar el tambor!, y la noche no se dio mal a pesar de todo, pero en la amanecidadel viernes, a la hora de tirar para las columnas, vino la duda de si habría gente suficiente para sacar el Paso, ¡mira quesi después de tanto esfuerzo….!, y me fui para la Iglesia a echar un vistazo, ¡Nunca debiera haberlo hecho!, “¡Hombre tú!, mira a ver si puedes ir a tu casa y ponerte la túnica que nos falta gente”. Y, como he dicho, más por amistad que porafición no supe decir que no y me vi metido de nuevo len aquellas andas… ¡Para qué os voy acontar!: El “santo” pesaba como un demonio, con perón; no llegábamos al mínimo de costaleros, ¡y con esos cuerpos…!; la subida del caminico delas columnas fue ”gloriosa” con sus piedrecitas sueltas clavándosenos en las suelas de un calzado inadecuado para aquelesfuerzo, tropezones, pisotones  y la puñetera de la horquilla siempre encima de la túnica a la hora de parar; el bailecicodel paso  y la subida final siempre con algún tamborilero cruzándose por delante, ¡ayudando vamos!, menos mal  quehubo, como siempre, un copioso almuerzo. Después hubo que bajar y esa fue otra, ¡como estaba el camino! Y ¡queplantón hasta que arrancamos!, y eso que los del “Ecce Homo” no iban por delante marcando el paso, En fin, toda la procesión fue una “delicia”, con deciros que yo pasé junto a mi madre y no me conoció de lo congestionado que iba, ¡como para sacar pecho!, pero como decimos nosotros: esto es pasional. Luego nos dimos cuenta de que con losnervios del estreno se nos había olvidado quitar las baterías de iluminación, de día innecesarias, y nos reímos mucho… Que conste que todo esto no es sino un breve resumen de nuestras penalidades, pero se cumplió el objetivo y ahí está.

Han pasado muchos años y por cumplir mi compromiso de no salir el viernes, y otros problemas físicos que no vienen al caso, ya no salgo de costalero y estoy con mi gente del tambor, como quería: paso pasete, traguete; por las columnas suben poetas que a cada estación cantan saetas y que tras descansar frente al camposanto como cantos rodando bajan tocando…, son “cosas nuestras”…..

Pero me acuerdo de aquel día “heroico” y de lo mucho que ha cambiado el asunto: no falta gente y se desfila con orden y solemnidad, y me río de los que se quejan porque vamos marcando el paso porque “el santo” va mucho mejor, y, como ya voy para “mayor”, me emociono con el suave balanceo que los costaleros dan a nuestra imagen y me indignopor otras cosas, pero eso también es otra historia…, el caso es que cada mañana de Viernes Santo en el Calvario,cuando calculo que va a llegar el “ECCE HOMO” me separo discretamente de mi grupo y me acerco a ver el tramo finalde la subida: “Ahí llegan, ordenados hasta el final. Los nazarenos cruzan sus báculos y abren pasillo a sus costaleros quellegan bufando y sudando con el último esfuerzo”. Uno, que es así, va y se pone tierno y le dan ganas de gritar: ¡Viva la Semana Santa!, digo yo, o quizá: ¡Viva el Ecce Homo y los eccehomeros!, por poner un ejemplo, pero llevado por losexcesos de la noche y la dulce confusión de ese momento me digo y digo:

¡OLE VUESTROS H…!

 

Uno de tantos