“Una Historia Secreta”

“Una Historia Secreta” (En coplillas tomasinas)

[En el 24+1, leído ante la concurrencia en la “Santa Sede” el Viernes Santo del Diluvio, año del Señor 2009] 

 

Efeméride tan sonada

merece que la glosemos

con la historia no contada

que ahora mismo contaremos.

 

Ya veinticuatro más uno,

nuestras bodicas de plata,

sumemos así, que ninguno,

se atreva a meter la pata.

 

Llamados por la amistad:

“Si el cinturón te lo aprietas…

¿Cómo negarse a fundar

al precio de 1000 pesetas?”

 

Más bien era refundar

y se iniciaron los tratos

para volver a sacar

nuestro “Ba!cón de Pilatos“

 

Pero eso sólo fue empezar,

luego vino el chiringuito,

con lotería y demás…,

el paso costó un “piquito”

 

Platos típicos en Feria,

también reinas coronamos,

nos tirábamos al ruedo

y hasta retratos premiamos.

 

Aunque el Maestro Zamorano,

entre otros, tuvo el mérito:

“id a buscar nazarenos

que yo haré el santo a crédito”

 

Pilatos en su papel,

el Cristo con buena planta

y el chiquillo tan bonico

con su zafa: iVaya Estampa!

 

Bocetos y exposiciones

pa mover al personal,

se vendieron ilusiones

y la cosa no fue mal.

 

Reunidos los primeros,

se hicieron los estatutos,

y a la hora de decidir

ya hubo algunos disgustos.

 

El paso saldría a hombros

la túnica sin problemas,

pero el día de salida

provocó el primer dilema.

 

Sólo saldremos el jueves

y al calvario no subimos,

hubo sus más y sus menos

hasta que lo decidimos.

Algunos no queríamos viernes:

“no contéis con nuestros votos”,

pero el santo obró el milagro

y del viernes somos devotos.

 

El escultor fue cumpliendo

y también los fundadores

que hace  los años que he dicho

cumplimos con los honores.

 

Con un trono muy apañao

y en vez de balcón peana,

con la corona y la caña,

su túnica y su capa grana.

 

Todos éramos uno más:

costa!eros, nazarenos…,

que lo unos y los otros

fueron saliendo muy buenos.

 

Y el santo, muy milagroso,

nos multiplicó los bienes

repartiendo el personal

“pa” salir jueves y viernes.

 

Tocábamos “tos” los palos,

el santo siempre atendío,

y también había sus ratos

de tambor entre el gentío.

 

A los dieciséis del trono,

les dio tantas energías

que subieron al calvario

cargaos con las baterías.

 

Y “ya que” estábamos puestos

se consiguió la casa-sede,

después un trono de estreno

cada cual con lo que puede.

 

Unos de maestros u oficios,

otros calculan y tratan,

tuniqueras, baculistas…,

pero manos nunca faltan.

 

Y las madres en las casas

cuidando todo al detalle,

planchan túnicas y capas:

“que el que vaya mal no sale”.

 

Fue llegando savia nueva,

a dos añadimos otros dos,

y, en las varas, dieciséis

pasaron a treinta y dos.

 

Y hubo que entrenar pastoras,

porque poco a poco, cada año

más corderos y corderas

Iban nutriendo el rebaño.

 

Y sin querer, o queriendo,

salimos en procesión

y hasta prendimos la mecha

de otra revolución.

 

Hubo también sus rencillas,

pero nosotros ni caso,

hubo dimes y diretes:

que si marcamos el paso,

 

que lo tenemos creído,

hay cortes, damos la nota…

¿Y qué podemos hacer

si es que nuestro Cristo flota?

 

Y no estaría de más

que fuéramos mejorando

en orden y solemnidad:

iSilencio! Paso pasando.

 

Y, puestos a dar la nota,

bien que la dimos por cierto,

que hubo notas para todos:

ya van dieciséis conciertos.

 

Hasta marcha nos hicieron,

que lucimos con postín

cuando nuestra “Santa Cecilia”

toca “Ecce Homo de Hellín”

 

Y seguimos caminando

sin guardar ningún rencor

y, por si alguien lo duda,

para muestra va una flor:

 

Cervezas y bocadillos,

con tomates y empanadas,

se reparten sin distingos,

los Viernes, como si nada.

 

¿De dónde sale todo eso?

¿Es que nadie lo adivina?

Para que nada nos falte

tenemos hadas-madrinas.

 

Y qué bien acogidos somos,

si hasta se dio el corolario

de hacernos hueco en su Ermita

Nuestra Virgen del Rosario.

 

Allí el Cristo estaba contento

y, a alguno de los hermanos,

cuando le llevaba flores,

Él le apretaba las manos.

 

Después vino La Asunción:

sitio en la mejor capilla,

luego vino el colofón

del Retablo-maravilla.

 

 

 

 

 

 

Mas dio con tan gran pared

que resultaba retaco,

pero lo hicieron crecer

Ángel y el maestro Paco.

 

Que puestos manos a la obra

nos hicieron la merced,

y más porque no quisieron

que nos faltara pared.

 

Y el Cristo venga milagros,

que buscándose sus tretas,

con tal de que lo cantaran

hizo de algunos poetas.

 

O les dio gracia y salero

para cantar muy sentío

saetas de costaleros

que lo tienen merecío.

 

Mas todo no ha podido ser ganar,

que también hemos perdido,

aunque no el cariño y el recuerdo

para aquellos que se han ido.

 

Que flotando en el aire cada viernes

nos acompañan camino del calvario,

por esa tierra sagrada y bendecida

que algunos eligieron por sudario.

 

Después se baja entre lamentos:

todo se ha pasado como un vuelo,

para ya la música, último esfuerzo:

“¡Arriba Ecce Homo, hasta el Cielo!”

 

Y explota la emoción, algunos lloran,

ya sienten nostalgia de que acabe,

hay también abrazos y esperanzas:

un viernes se cierra y otro se abre.

 

Llega, pues, la recogida un año más,

que serán muchísimos más, sin finiquito,

porque nunca admitiremos un final

que no sea por lo menos: Infinito.

 

Y todos pa la “Santa Sede”

que aún queda mucho que hacer

y de paso rematamos la bebida,

con algo para comer.

 

Si el santo hace un milagro,

tendremos  también canto y recital,

chistes, anécdotas, bromas…,

y un nuevo punto y final.

 

Que reine, como siempre, la alegría,

que cada uno se sienta satisfecho,

que sigamos celebrando la amistad,

que aún no hemos “tocado techo”

 

Ya sabéis todos quiénes somos,

dónde estamos, cuándo y cómo:

llevamos por nombre el de cofrades

y es nuestro apellido “ECCE HOMO”

 

 

Con la venia del Santo ¡Va por Todos/as! J.J.