Rincón literario

Recopilación de textos literarios relacionados con la Cofradía

 

 

Índice:

– Trovo a esa pasión – Una de costaleros. – Presentación Concierto 2011
– Tras un mar de color grana. – Camina por el viejo Rabal.  Presentación Concierto 2012
Frases celebres La levantá del Ecce Homo
Pagaste nuestro pecado Pilatos en Hellín
Una historia secreta

Restitución, Civilidad, Innovación



 

 

Trovo

ESA PASIÓN


¡Cuanta pasión compartida!
cuando hay por qué hay un cómo.
La vida es una subida:
¡Así lo hace «ECCE HOMO»!

 

Cuatro locos soñadores
propiciaron la partida;
tuvieron sus sinsabores,
mas despertaron amores:
¡CUANTA PASIÓN COMPARTIDA!

 

Se puso en marcha el invento:
Cristo, un zagal, Poncio y el trono.
¿Golpes? a cada momento,
pero ahí está el monumento:
CUANDO HAY POR QUÉ HAY UN COMO.

 

Comenzada esta pasión,
nunca les dolió la herida,
pues ponéis el corazón.
¿Un tropiezo? ¡Un empujón!:
LA VIDA ES UNA SUBIDA.

 

Se abre boca con música
y el domingo un leve asomo,
el Jueves: cadencia única,
Viernes: Calvario y la rúbrica:
¡ASÍ LO HACE «ECCE HOMO»

 

Para los viejos fundadores y demás amigos que provocaron esta explosión de entusiasmo y para los jóvenes valores que no dejarán que esto se acabe.

Con todo mi aprecio

 

 

Juan Jesús Marín

Viernes Santo 2004

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Tras un mar de color grana

 

Tras un mar de color grana

el corazón ligero y encogío

van meditando entre el gentío:

¡ a la de tres arriba con el alma!

 

Suena detrás la suave música

que hace que con leve balanceo

un paso, otro paso: ¡ese meneo!

haga llorar con su cadencia única

 

¡ No lo llevan, es que flota!,

comenta la gente cuando pasa.

¡ El Cristo parece que va andando!

 

Pero el costalero sí lo nota,

emoción y dolor son una brasa

¡Silencio! ECCE HOMO está pasando.

 

 

Recitada por Juan Jesús Marín el 2 de abril de 1999,

Viernes Santo, en la Sede Social de la Cofradía Ecce Homo.

 

 

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Camina por el viejo Rabal

 

Camina por el viejo Rabal

Ese hombre al que humillaron

Aquel al que juzgaron

e injustamente condenaron.

 

Camina por el viejo Rabal

el costalero lo va llevando

desatando emociones a su paso

la bella tarde de Jueves Santo.

 

Ecce Homo de Hellín

tu que cubres “portalí” de colores encarnados

tu que pintas de rojo clavel los recodos del monte Calvario

tu que caminas por Perier

tu que nos haces llorar en Mesones

tu que en Cantarerías nos llenas de emociones.

No mires nuestro lado malo, sino el orgullo de llevarte.

Cuando el señor de la caña pasa….

Hasta las piedras saben emocionarse.

 

Gonzalo 2005

 

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Una de costaleros

 

Nuestra Semana Santa, como todas, tiene sus momentos estelares y  sus personajes legendarios. Yo ahora recuerdo al “Pocho” con sus costaleros del “Paso Gordo” allá por los años 50, bajando el paso por esas callejuelas del “Rosario”, tomando la curva de 
“Torrecillas” o subiendo al Calvario con ese ritmo imposible, con esos vaivenes que nos metía el alma en un puño ante la expectativa del desastre que, no recuerdo mal, nunca ocurrió. Yo no podría hacer algo así….

 

Pero en los años 80 un grupo de “locos”, amigos míos por cierto, se empeñaron, como no quiere la cosa, en recuperar un Paso de nuestra tradición “semanasantera” elEcce Homo” o “Balcón de Pilatos” como se le llamaba antes. Y ni cortos ni perezosos se metieron en el empeño de fundar esa nueva cofradía: ¡Se necesitan unos socios fundadores!, pues venga; ¿Cómo va a ser el grupo escultórico?, pues se habla con Zamorano y ya está; ¡Ah! ¿Y el trono?, a lo mejor nos lo puede hacer “Jumasan”;  …y el estandarte unas monjitas que conoce no se quién; y las túnicas ¿cómo? y ¿Cuánto?; ¡haremos lotería, claro!….; ¡A buscar cofrades!….; ¡Y por supuesto, “nuestro paso” saldría a hombros!.

Yo me vi metido en el invento más por la amistad que por afición y dejando clara mi postura: ¡el viernes no salgo!… y es que me gusta tocar el tambor y estar con los amigos de siempre.

Y, como por milagro, aunque con mucho trabajo de unos pocos, tuvimos un paso completito con su Cristo, su Pilatos, su chiquillo, su zafa y todo lo necesario, aunque sin balcón, ¡qué le vamos a hacer!, los tiempos cambian y, además, de peso ya íbamnos bien servidos…., luego se consiguió mucho más: casa, exposiciones y hasta conciertos, pero esa es otra historia.

Un día, Jueves Santo, hubo que meterse debajo del trono y también lo hicimos. Lo cosa funcionó quizá con más pena que gloria y más de uno terminamos harticos del intento, por no decir doloridos, magullados y cagados, que de todo hubo, pero ya estaba hecho, así que ¡a tocar el tambor!, y la noche no se dio mal a pesar de todo, pero en la amanecida del viernes, a la hora de tirar para las columnas, vino la duda de si habría gente suficiente para sacar el Paso, ¡mira que si después de tanto esfuerzo….!, y me fui para la Iglesia a echar un vistazo, ¡Nunca debiera haberlo hecho!, “¡Hombre tú!, mira a ver si puedes ir a tu casa y ponerte la túnica que nos falta gente”. Y, como he dicho, más por amistad que por afición no supe decir que no y me vi metido de nuevo len aquellas andas… ¡Para qué os voy acontar!: El “santo” pesaba como un demonio, con perón; no llegábamos al mínimo de costaleros, ¡y con esos cuerpos…!; la subida del caminico de las columnas fue ”gloriosa” con sus piedrecitas sueltas clavándosenos en las suelas de un calzado inadecuado para aquel esfuerzo, tropezones, pisotones  y la puñetera de la horquilla siempre encima de la túnica a la hora de parar; el bailecico del paso  y la subida final siempre con algún tamborilero cruzándose por delante, ¡ayudando vamos!, menos mal  que hubo, como siempre, un copioso almuerzo. Después hubo que bajar y esa fue otra, ¡como estaba el camino! Y ¡que plantón hasta que arrancamos!, y eso que los delEcce Homo” no iban por delante marcando el paso, En fin, toda la procesión fue una “delicia”, con deciros que yo pasé junto a mi madre y no me conoció de lo congestionado que iba, ¡como para sacar pecho!, pero como decimos nosotros: esto es pasional. Luego nos dimos cuenta de que con los nervios del estreno se nos había olvidado quitar las baterías de iluminación, de día innecesarias, y nos reímos mucho… Que conste que todo esto no es sino un breve resumen de nuestras penalidades, pero se cumplió el objetivo y ahí está.

Han pasado muchos años y por cumplir mi compromiso de no salir el viernes, y otros problemas físicos que no vienen al caso, ya no salgo de costalero y estoy con mi gente del tambor, como quería: paso pasete, traguete; por las columnas suben poetas que a cada estación cantan saetas y que tras descansar frente al camposanto como cantos rodando bajan tocando…, son “cosas nuestras”…..

Pero me acuerdo de aquel día “heroico” y de lo mucho que ha cambiado el asunto: no falta gente y se desfila con orden y solemnidad, y me río de los que se quejan porque vamos marcando el paso porqueel santo” va mucho mejor, y, como ya voy para “mayor”, me emociono con el suave balanceo que los costaleros dan a nuestra imagen y me indigno por otras cosas, pero eso también es otra historia…, el caso es que cada mañana de Viernes Santo en el Calvario, cuando calculo que va a llegar el “ECCE HOMO” me separo discretamente de mi grupo y me acerco a ver el tramo final de la subida: “Ahí llegan, ordenados hasta el final. Los nazarenos cruzan sus báculos y abren pasillo a sus costaleros que llegan bufando y sudando con el último esfuerzo”. Uno, que es así, va y se pone tierno y le dan ganas de gritar: ¡Viva la Semana Santa!, digo yo, o quizá: ¡Viva el Ecce Homo y los eccehomeros!, por poner un ejemplo, pero llevado por los excesos de la noche y la dulce confusión de ese momento me digo y digo:

¡OLE VUESTROS H…!

 

Uno de tantos

 

 

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Frases Célebres


Doce años de costalero dan para mucho…para tanto que sería imposible resumir en el poco espacio que nos da el papel, toda una miscelánea de sentimientos, anécdotas y recuerdos. Yo, lo he querido resumir de una manera bastante especial, simplemente escribiendo algunas frases que se quedaron grabadas en la memoria de los que año tras año nos hacemos una piña para sacar al Ecce Homo en procesión. Frases las cuales tienen su significado aunque posiblemente en alguna de ellas la memoria nos traicione ya que algo ha llovido desde que decidimos poner nuestro hombro debajo del anda. Eso si, seguramente alguna de estas frases a mas de uno le sacará una sonrisa y porque no….también alguna lágrima.

 

 

 

“El que no sepa que no toque….”

Brigada Fernández, de la banda de la Base Aérea de Los Llanos. Año 1989.


“Señores, el Ecce Homo empieza a desfilar ¡YA!”

José Padilla. Viernes santo de 1997. (Plaza de Sabino Cuerda).


“¡¡¡Ahí vuestros huevos, ahí vuestros huevos!!!”

Germán Montoya. Viernes santo de 1997(Último repecho del calvario).

 

“¡Para Pepe!, ¡Para Pepe!…….¡¡¡Por Dios para!!!”

Costaleros. Jueves Santo de 1997.


“Maestro, ¿Cuándo empezáis a correr?”

Policía municipal a mayordomo de Trono. Viernes Santo del 1998 (Último repecho del Calvario).


“El Ecce Homo ya ha corrido todo lo que tenía que correr….”

José Miguel Armengol. Pleno de la Asociación de Cofradías Año 1998.


“Costaleros del Ecce Homo…¡¡¡Saludad a la Virgen del Dolor!!!.”

Francisco Roldán. Jueves Santo del 2000 (Patio de Capuchinos).


“Mantenemos….”

Gonzalo Tomás Pintor. Viernes Santo del 2000.

 

“Maestro…..toque usted la de la trompetica”

Francisco Millán. Viernes Santo del 2002 (Calle General Cassola)


“¡Menuda curva hemos dao!……es normal……con tanto ensayo….”

Rafael Roda. Jueves Santo del 2003. (Calle López del oro).


La vida es una subida, así lo hace Ecce Homo”

Juan Jesús. Viernes Santo del 2004. (Sede del Ecce Homo)


Cuando el Señor de la caña pasa….hasta las piedras saben emocionarse”

Gonzalo Tomás Ponce. Concierto del Ecce Homo. Año 2005.


Nene, ¿Esto era así siempre?”

Eulogio Olivares. Jueves Santo del 2007. (Calle López del oro.)


Mi Señor del Ecce Homo, quisiera yo el Jueves Santo, ser campana y espadaña de la torre de la Iglesia Arciprestal, y el arco por donde tu pasas, y el manto de tu cuerpo va cubriendo.”

Manuel Ruiz.. Concierto del Ecce Homo. Año 2007.


Ahora si que está acabado….”

Francisco Azorín. Año 2009 (Iglesia de la Asunción).


¡¡Viva el “tío de la vara”!!”

Niño a la altura de la calle Perier. Año 2009.


“El Ecce Homo va como tiene que ir…¡.y ya!

Nacho Tomás. Cualquier año.

 

 

G.T.P

 

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La levantá del Ecce Homo

 

 

Es el Jueves Santo en la mañana

en la sede Cantarería,

cuando los nervios afloran

Se ponen varas y almohadillas,

Se saca el trono a la calle,

tintineo de campanillas,

son los rostros quienes hablan,

son todos de alegría

por ver a su Ecce Homo desde abajo,

por verlo en el trono encima.

 

Llega el día establecido,
con la túnica y guantes blancos,
me presento en la Cofradía,

para levantar a ese Cristo

con corona y vara en mano.

Procesión del Silencio le llaman,

La del Jueves Santo en la noche,

desfila “ESE HOMBRE” por las calles

por sus costaleros portado a hombros,

¡¡Silencio todos guarden!!

en respeto por  Ecce Homo.

 

Bajo el trono, costaleros preparados

suena el timbre a formar

Esos primeros kilos, esa vara en el hombro

y el angosto caminar.

Esa mirada que busca “Ecce Homo”,

cuando en orquillas va a parar

 

Es el soplo de aliento de un costalero

penitente en su andar.

Esa suela en arrastre,

que en silencio se percibe

es la marcha del costalero,

 

 

que sus pies ordenes reciben,

por calles y callejuelas

el costalero resiste

no por cansancio, es por pena

que la procesión termine.

 

Y es el viernes por la mañana

ya quitadas la tulipas,

se sube temprano al Calvario,

Esperamos la subida….

 

Es donde el costalero llora

con lagrimas cristalina,

no de pena y angustia,

sino por la llegada arriba,

Entre voces de ¡¡ánimo y fuerza!!

y los nazarenos que se alinean

con sus báculos, el Ecce Homo,

corona el Calvario, corona la cima.

 

Otro año que pasa,

otro año que termina,

Llegamos a la Iglesia todos

con tristeza y alegría,

Algo que no se entiende,

algo que no se explica,

Pena porque se acaba y

y alegría por su salida.

 

 

 

Pilar Cañavate Villalobos

 

Pagaste Nuestro Pecado

 

Mil novecientos ochenta y cuatro

Se funda esta cofradía

Con timidez, con recato

Pero con gran armonía.

 

La cofradía de Ecce Homo

Este año se fundó

Con sosiego, con aplomo

Pero al corazón caló.

 

Se hicieron distintos actos

Para fondos recaudar

De moral todos muy altos

Y dispuestos a ayudar.

 

Un Ecce Homo te hicieron

Todo el mundo se burlaba

De tu escarnio se rieron

Solo tu madre lloraba.

 

Pilatos lavó sus manos

Al gentío se lo entregó

Se mostraron inhumanos

Y a Jesús crucificó.

 

La noche de Jueves Santo

Noche de tu prendimiento

Nadie puede sufrir tanto

Fue un martirio cruel y lento.

 

Por fin llegaste al Calvario

Semi-inconsciente, agotado

Al triste y vil escenario

Para ser crucificado.

 

Con tu martirio y tu muerte

Del pecado nos libraste

Nosotros tuvimos suerte

Y tu caro lo pagaste

 

Ecce Homo te pedimos

Con sumisión y humildad

Nos enseñes los caminos

De eterna felicidad.

 

Por la Cofradía han pasado

Personas de gran valía

Todo por ella lo han dado

Con su entrega noche y día

 

En su día se cambió el trono

Y los báculos también

Lo mereces Ecce Homo

Lo mereces cien por cien.

 

Costalero penitente

Nazareno, directivo

Hemos tenido la suerte

De Ecce Homo ser cautivo

 

Varias Juntas Directivas

La Cofradía han dirigido

Con tesón e iniciativas

Superarla han conseguido.

 

Este año hemos cumplido

Veinticinco aniversario

Algo bello y emotivo

Sin igual, extraordinario.

 

Te pedimos Ecce Homo

Con humildad y sumisión

Desde tu Gloria y tu trono

Nos eches tu bendición.

 

 

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Pilatos en Hellín

 

Mariano Tomás Benítez

No podía faltar un juez cobarde en la lista de los hombres necesarios para fundamentar la Historia de la humanidad. El recuerdo de Pilatos, debatiéndose entre la angustia y el simbolismo exculpatorio, nos advierte sobre la incompatibilidad de administrar conjuntamente la justicia y la “res pública”.

Resulta triste que la salvación del mundo pase necesariamente por el renuncio de un magistrado prevaricador. Pero se trata de una de las claves que nos ofrece el Nuevo Testamento, al descubrirnos la dura, difícil y hasta decepcionante dimensión que le espera a quien ejerce el enjuiciamiento de su prójimo.

No obstante, tal dimensión es ineludible en el mecanismo eterno del universo, y ello comporta, para quien la encarna profesionalmente, aceptar la soledad como una actitud constante de vivencia.

Por eso, me gusta acompañar todos los años la imagen hellinera de Pilatos, cuando la primavera nos trae el milagro de la conmemoración pasionaria de mi pueblo, en un rito único y sorprendente, por la espectacular simbiosis que mis paisanos saben crear entre tamborada y procesión.

Se trata de un acompañamiento breve y fuera de las filas nazarenas. Apenas cien metros de la Gran Vía cuando el grupo escultórico de Zamorano tiene como fondo la arboleda del parque, declinando el azul del cielo, en el marco más bello del ensanche de la ciudad, justo al prolongarse la noche universal de Hellín, donde el pregón de los mejores tambores del mundo nos devuelve una tradición de participación popular inigualable.

Son cien pasos con la mirada fija en el contraste del amarillo del manto romano y el verde de los altos pinos que coronan como paisaje la actitud distante del Señor, aceptando, la injusta resolución judicial que le aproxima a la Cruz.

Pero es tiempo suficiente para incidir en la enorme paradoja que rige nuestra existencia. Porque la escenografía resulta todo un monumento de lo incomprensible, tan solo compensado con el hermoso reco­gimiento, impuesto por el orden procesional, hasta que el trono, ricamente engalanado, hace un giro gene­roso y enfila la arteria que le llevará al casco antiguo de la población en el recorrido del itinerario romántico de nuestra Semana Santa.

Pilatos en Hellín, como todos los años, paseando su tristeza togada. Un momento para la reflexión, afortunadamente repetido, de los días pasionarios de mi pueblo.

(Publicado en el Extra de Semana Santa del Diario La Verdad 2001)

 

 


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“Una Historia Secreta” (En coplillas tomasinas)

[En el 24+1, leído ante la concurrencia en la “Santa Sedeel Viernes Santo del Diluvio, año del Señor 2009] 

 

 

Efeméride tan sonada

merece que la glosemos

con la historia no contada

que ahora mismo contaremos.

 

Ya veinticuatro más uno,

nuestras bodicas de plata,

sumemos así, que ninguno,

se atreva a meter la pata.

 

Llamados por la amistad:

«Si el cinturón te lo aprietas…

¿Cómo negarse a fundar

al precio de 1000 pesetas?»

 

Más bien era refundar

y se iniciaron los tratos

para volver a sacar

nuestro «Ba!cón de Pilatos«

 

Pero eso sólo fue empezar,

luego vino el chiringuito,

con lotería y demás…,

el paso costó un «piquito»

 

Platos típicos en Feria,

también reinas coronamos,

nos tirábamos al ruedo

y hasta retratos premiamos.

 

Aunque el Maestro Zamorano,

entre otros, tuvo el mérito:

«id a buscar nazarenos

que yo haré el santo a crédito»

 

Pilatos en su papel,

el Cristo con buena planta

y el chiquillo tan bonico

con su zafa: iVaya Estampa!

 

Bocetos y exposiciones

pa mover al personal,

se vendieron ilusiones

y la cosa no fue mal.

 

Reunidos los primeros,

se hicieron los estatutos,

y a la hora de decidir

ya hubo algunos disgustos.

 

El paso saldría a hombros

la túnica sin problemas,

pero el día de salida

provocó el primer dilema.

 

Sólo saldremos el jueves

y al calvario no subimos,

hubo sus más y sus menos

hasta que lo decidimos.

Algunos no queríamos viernes:

“no contéis con nuestros votos”,

pero el santo obró el milagro

y del viernes somos devotos.

 

El escultor fue cumpliendo

y también los fundadores

que hace  los años que he dicho

cumplimos con los honores.

 

Con un trono muy apañao

y en vez de balcón peana,

con la corona y la caña,

su túnica y su capa grana.

 

Todos éramos uno más:

costa!eros, nazarenos…,

que lo unos y los otros

fueron saliendo muy buenos.

 

Y el santo, muy milagroso,

nos multiplicó los bienes

repartiendo el personal

“pa” salir jueves y viernes.

 

Tocábamos “tos” los palos,

el santo siempre atendío,

y también había sus ratos

de tambor entre el gentío.

 

A los dieciséis del trono,

les dio tantas energías

que subieron al calvario

cargaos con las baterías.

 

Y «ya que» estábamos puestos

se consiguió la casa-sede,

después un trono de estreno

cada cual con lo que puede.

 

Unos de maestros u oficios,

otros calculan y tratan,

tuniqueras, baculistas…,

pero manos nunca faltan.

 

Y las madres en las casas

cuidando todo al detalle,

planchan túnicas y capas:

que el que vaya mal no sale”.

 

Fue llegando savia nueva,

a dos añadimos otros dos,

y, en las varas, dieciséis

pasaron a treinta y dos.

 

Y hubo que entrenar pastoras,

porque poco a poco, cada año

más corderos y corderas

Iban nutriendo el rebaño.

 

Y sin querer, o queriendo,

salimos en procesión

y hasta prendimos la mecha

de otra revolución.

 

Hubo también sus rencillas,

pero nosotros ni caso,

hubo dimes y diretes:

que si marcamos el paso,

 

que lo tenemos creído,

hay cortes, damos la nota…

¿Y qué podemos hacer

si es que nuestro Cristo flota?

 

Y no estaría de más

que fuéramos mejorando

en orden y solemnidad:

iSilencio! Paso pasando.

 

Y, puestos a dar la nota,

bien que la dimos por cierto,

que hubo notas para todos:

ya van dieciséis conciertos.

 

Hasta marcha nos hicieron,

que lucimos con postín

cuando nuestra “Santa Cecilia”

toca «Ecce Homo de Hellín

 

Y seguimos caminando

sin guardar ningún rencor

y, por si alguien lo duda,

para muestra va una flor:

 

Cervezas y bocadillos,

con tomates y empanadas,

se reparten sin distingos,

los Viernes, como si nada.

 

¿De dónde sale todo eso?

¿Es que nadie lo adivina?

Para que nada nos falte

tenemos hadas-madrinas.

 

Y qué bien acogidos somos,

si hasta se dio el corolario

de hacernos hueco en su Ermita

Nuestra Virgen del Rosario.

 

Allí el Cristo estaba contento

y, a alguno de los hermanos,

cuando le llevaba flores,

Él le apretaba las manos.

 

Después vino La Asunción:

sitio en la mejor capilla,

luego vino el colofón

del Retablo-maravilla.

 

 

 

 

 

 

Mas dio con tan gran pared

que resultaba retaco,

pero lo hicieron crecer

Ángel y el maestro Paco.

 

Que puestos manos a la obra

nos hicieron la merced,

y más porque no quisieron

que nos faltara pared.

 

Y el Cristo venga milagros,

que buscándose sus tretas,

con tal de que lo cantaran

hizo de algunos poetas.

 

O les dio gracia y salero

para cantar muy sentío

saetas de costaleros

que lo tienen merecío.

 

Mas todo no ha podido ser ganar,

que también hemos perdido,

aunque no el cariño y el recuerdo

para aquellos que se han ido.

 

Que flotando en el aire cada viernes

nos acompañan camino del calvario,

por esa tierra sagrada y bendecida

que algunos eligieron por sudario.

 

Después se baja entre lamentos:

todo se ha pasado como un vuelo,

para ya la música, último esfuerzo:

“¡Arriba Ecce Homo, hasta el Cielo!”

 

Y explota la emoción, algunos lloran,

ya sienten nostalgia de que acabe,

hay también abrazos y esperanzas:

un viernes se cierra y otro se abre.

 

Llega, pues, la recogida un año más,

que serán muchísimos más, sin finiquito,

porque nunca admitiremos un final

que no sea por lo menos: Infinito.

 

Y todos pa la “Santa Sede

que aún queda mucho que hacer

y de paso rematamos la bebida,

con algo para comer.

 

Si el santo hace un milagro,

tendremos  también canto y recital,

chistes, anécdotas, bromas…,

y un nuevo punto y final.

 

Que reine, como siempre, la alegría,

que cada uno se sienta satisfecho,

que sigamos celebrando la amistad,

que aún no hemos “tocado techo”

 

Ya sabéis todos quiénes somos,

dónde estamos, cuándo y cómo:

llevamos por nombre el de cofrades

y es nuestro apellido «ECCE HOMO»

 

 

Con la venia del Santo ¡Va por Todos/as! J.J.

 

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Restitución, Civilidad, Innovación

Tomás Merlos Sánchez

 

Si tuviera que destacar tres características principales de la Cofradía Ecce Homo en estos 25 años, diría: Restitución, Civilidad, Innovación. Estamos ante una Cofradía que nació como refundación de otra Hermandad anterior, que quiso ubicarse en el seno de la sociedad civil y que, sin pararse a pensar en críti­cas, se arriesgó a innovar, creando un estilo propio que ha acabado siendo modelo y referencia para el re­sto de hermandades y cofradías hellineras.

Sacar en procesión un Ecce Homo fue en realidad hacer una Restitución al pueblo de Hellín de un paso que en su día hubo. La frase “CofradíaEcce Homo” (Balcón de Pilatos)” está presente en los prime­ros documentos internos, papeletas de rifa, etc. En la revista Redoble de 1985, la Cofradía publica un co­municado oficial cuyo título decía: “Hellinero: La Cofradía delEcce Homo’ (Balcón de Pilatos) desfilará otra vez en la Semana Santa de 1986”. Ese comunicado, se ilustraba con la imagen del paso destruido en 1936. Habían pasado 50 años desde entonces. ¿Qué historia tenía aquel paso?

Desde 1858 una imagen del Ecce Homo desfilaba en solitario. Era una obra realizada por el escultor murciano Pedro Franco y la gente lo llamaba el Señor de la Caña. Años más tarde, aún en el siglo XIX, se le añadieron al paso dos nuevas figuras: Poncio Pilatos y un soldado romano. Las barbas y el atuendo oto­mano de Pilatos, la armadura medieval del soldado, el Cristo cabizbajo mirando al pueblo desde un balcón de rejería, componían un paso de gran impacto visual: el Balcón de Pilatos. Quienes lo vieron desfilar po­dían describirlo con facilidad, pero, ay, también contaban en qué situación tan deplorable se encontraba esa hermandad en los años que precedieron a la Guerra Civil, con un número muy reducido de nazarenos.

Si atendemos a esta historia vemos que el Ecce Homo actual es heredero del primer paso en cuanto al nombre de la Cofradía, pero con el cua­dro escénico del segundo, sin el balcón. En 1986, cuando iba a desfilar el nuevo Ecce Homo, el presidente de la Cofra­día dijo en una entrevista que no se había puesto balcón porque el que se había pensado colocar era muy cos­toso, pero que “sería la novedad del próximo año”. Sin embargo, este paso había sido concebido por Zamorano, muy acertadamente, sin ese innecesario apoyo, ganando en perspectiva y facili­tando esa suerte de visión de un Cristo que camina por las calles de Hellín, en una estampa majestuosa finamente descrita por poetas y escritores. La gente no podría referirse ya a este paso como el Balcón de Pilatos. El Ecce Homo iniciaba así su andadura, que era realmente un regreso a los orí­genes.

Esa  “estampa majestuosa” es un a de las claves de este nuevo Ecce Homo. Me referí al anterior como unCristo cabizbajo”, su contrapunto. Zamorano era una persona religiosa y quería que su Cristo dejara patente su divinidad. Decía el maestro en una rara y valiosa entrevista casi al final de su vida: “La idea que he tenido de Cristo y que he plasmado en mi obra era la de un ser perfecto, el más hermoso entre los hijos”. Muchos no entendieron el porqué de la complexión de este singular Ecce Homo y él mismo, ante las críticas, llegó a dudar. El tiempo dará a esta imagen el valor artístico que merezca, que el respeto, cariño y veneración de los hellineros no le va a faltar. Las otras imágenes de Pilatos y el joven esclavo que lo acompañan, menos arriesgadas, son una muestra soberbia de la profesionalidad de don José Zamorano Martínez, que si en vida no tuvo todo el apoyo que se merecía de sus paisanos, al menos que tras su muerte la Ciudad de Hellín perpetúe y difunda su legado artístico. La procesión in memoriam del pasado sábado, con el desfile de toda la imaginería que ha dejado aquí, era un homenaje debido.

Contemplemos el paso del Ecce Homo ¿Qué se está contando en esta escena de la Pasión? Es el momento en que Cristo, ataviado como un rey por la soldadesca, con corona de espinas en la cabeza, una caña como cetro en la mano y manto de púrpura en los hombros, es presentado por Pilatos al pueblo judío con estas palabras: “Ahí tenéis al hombre”, en latín: “ecce homo”. En la iconografía de la Pasión, las anti­guas escenas del Lavatorio de Pilatos se sustituyeron por otras con la presentación del “Rey de los Judíos” a la turba enloquecida, los llamados “Improperios”. Finalmente, a partir del siglo XV, el propio Cristo fue representado en solitario, normalmente con los atributos burlescos de la realeza, un tipo de imagen denomi­nada “Ecce Homo”, muy presente en la religiosidad popular.

Estos detalles que acabo de contar son bastante conocidos, el porqué de su simbología tal vez no tanto. Veamos un poco de historia. Cristo había muerto crucificado, un tipo de sentencia de muerte que las autoridades judías no podían dictar y que las romanas reservaban para los delitos más graves contra la sociedad o el Estado. Esa sentencia la dictó el Gobernador de los Judíos, Poncio Pilatos, y en un principio se tejieron leyendas sobre el destino funesto que tuvo por el crimen que había cometido. En los Evangelios Apócrifos es evidente la infamia de Pilatos. No obstante, cuando los apóstoles empezaron a difundir el Evangelio por todo el Imperio Romano, se inició un proceso paulatino de exculpación de los ciudadanos romanos implicados en la muerte de Jesús. El lavatorio de manos de Pilatos, una costumbre judía, no ro­mana, formaba parte de esta justificación. Pilatos que, según lo describían los judíos Josefo y Filón, con­temporáneos suyos, era un hombre inflexible, duro y obstinado, sería recordado en los Evangelios como un ejemplo de persona indecisa y pusilánime, que condenó a Jesús porque no pudo salvarlo, y los mismos soldados romanos fueron presentados como testigos de que se había matado a un hombre justo. Uno de ellos, el centurión que atravesó el pecho de Cristo, fue declarado santo, San Longinos, aunque su onomás­tica se ha quitado ahora del calendario litúrgico católico. La mujer de Pilatos también fue elevada a los alta­res en las iglesias Ortodoxa y Copta: Santa Prócula. Finalmente, la Iglesia Copta concluyó esta exculpación de las autoridades romanas con la declaración de un nuevo mártir cristiano: San Poncio Pilatos. Celebran su santo el 25 de junio.

Esta revisión de la historia tuvo un desgraciado reverso. Se declaró la inocencia de los romanos, pero cayó la culpa sobre el pueblo judío que fue acusado de la muerte de Jesucristo. La historia del antiju­daísmo es larga y dolorosa. El Concilio Vaticano II ya rechazó cualquier interpretación del Nuevo Testa­mento que condujera a la culpabilidad del pueblo judío en esa condena a muerte, pero no sería hasta 1998 cuando la Iglesia Católica expresara en un importante documento sobre el Holocausto, preparado durante once años, su arrepentimiento por lo que hicieron algunos cristianos con los judíos en distintas épocas.

 

Volvamos a nuestro Aniversario, después de esta miscelánea histórica. Así pues, hace 25 años se pensó devolver al pueblo de Hellín uno de los dos pasos que habían sido destruidos al comienzo de la Gue­rra Civil y que quedaban todavía por rehacer: el Balcón de Pilatos o La Caída. Fueron “unos locos” como se les llamó entonces, junto a un buen número de amigos y familiares que se apuntaron a la Cofradía y un sinnúmero de hellineros que colaboraron con ayudas de todo tipo, desde la simple papeleta de rifa, hasta una aportación en metálico sustanciosa. Al parecer, fue La Caída el paso que primero se pensó recuperar, y durante algún tiempo se albergó el sueño de que cuando se pagara el paso del Ecce Homo, se encargara La Caída y completar así la restitución del cuadro procesional de la Pasión que había en Hellín antes de la Guerra. La juventud no conoce límites y aquella savia nueva llegó en el momento más esperado. 1984 había sido un año de tristes presagios semanasanteros, incumplidos, afortunadamente.

 

Eran los años de la transición, en los que se iban recuperando antiguas tradiciones y fiestas popula­res casi extintas en la Dictadura, en cambio otras, que el Régimen había fomentado, como las procesiones de Semana Santa, empezaban a languidecer en muchos lugares. En Hellín, los tambores se iban multipli­cando cada año, pero las hermandades se las veían y se las deseaban para poder sacar sus pasos a la calle. Aquel año de 1984 parecía que se había tocado fondo, en la revista Redoble el Presidente de la Aso­ciación de Cofradías y Hermandades decía: “Atravesamos momentos difíciles. Esto es innegable”, y un arti­culista hablando de las procesiones se expresaba así: “¿Quién vendrá a ver algo que no existe?… Este es el final”.

 

No fue el final, sino el principio de la época de máximo esplendor, seguramente, de toda la historia de la Semana Santa hellinera. Tres años después de aquellos presagios, en la revista Redoble de 1987, el mismo Presidente de la Asociación de Cofradías y Hermandades emitía este dictamen: “Creo sinceramente que nuestra Semana Santa y sus Tamboradas están en período altísimo de brillantez”. Añadamos a esa frase que algo de ese brillo tendría que ver con el nacimiento de esta Cofradía, al menos con el soplo de esperanza que supuso para todos, y con los principios que la animaban.

 

Uno de estos principios es lo que he denominado “Civilidad”. Esta Cofradía nació con una vocación de ser arte y parte de la sociedad civil, una vocación casi obsesiva. Digo esto porque, hoy día, a años vista, suena raro lo de “socios fundadores”, “Asociación Cofradía Ecce Homo”, etc. Pasó mucho tiempo hasta que se decidió eliminar el término “Asociación” del nombre oficial. En cuanto a los “socios fundadores”, al poco tiempo de salir el paso decidieron prescindir de cualquier derecho que no tuviera otro miembro de la Cofra­día. Todo un símbolo de una manera de hacer las cosas: nada de privilegios, nada de jefaturas, todo a vo­tación, hoy unos, mañana otros. Estos fundadores no tenían precisamente un perfil de “capillitas”, para utili­zar la expresión sevillana, al contrario más bien. Pero con la simbiosis entre lo sagrado y lo profano que se produce en Hellín, nadie puede decir que esté en uno sólo de esos lados, todos terminan en los dos, que acaban siendo el mismo. La Semana Santa de Hellín, en su doble vertiente sacro-profana es el corazón de este pueblo, su ritmo y compás, el ciclo de su vida anual. Esa es su grandeza, que todos tienen cabida, que nadie está excluido. La fe se dice de muchas maneras. Y cuando no se puede decir, se muestra.

Esta Cofradía quiso ser una entidad civil, una asociación independiente de la jerarquía eclesiástica no circunscrita sólo a la actividad procesional, una institución que se hiciera presente en la ciudad de Hellín, a lo largo del año. Para ello elaboró unos estatutos, siendo la primera hermandad hellinera que los legalizó. Todo el articulado rezuma civilidad. El artículo segundo, por ejemplo, relativo a los Fines de la Asociación, dice, entre otras cosas, lo siguiente: “Fomentar cuantas actividades se relacionen con la Semana Santa de Hellín, así como organizar actividades culturales y recreativas diversas”. Para ello era fundamental contar con un local espacioso en el que se pudieran hacer actos, realizar exposiciones, etc., aparte de que sirviera de lugar de custodia del trono, báculos y diversos enseres.

No hacía ni tres años que estaba el paso desfilando cuando se compró en la Calle de la Cantarería el antiguo Obrador de La Elisa, que era una pura ruina pero que los cofrades mismos restauraron en tres años. No era el segundo gasto importante que se hacía tras el paso, a los dos años se había estrenado trono nuevo, y todo esto requería un capital que no se podía sacar sólo vendiendo lotería, había que inven­tar nuevas formas de financiación, que al mismo tiempo daban cuenta de la presencia pública en la vida social hellinera de esta Cofradía. Esas actividades y otras sin ningún ánimo lucrativo e, incluso a beneficio de instituciones, se engloban en esa característica que decía al principio: la Innovación.

No voy a hacer una relación detallada de actividades realizadas, ni siquiera aproximada. En la re­vista conmemorativa que se editará se podrán ver los pormenores. La lista es larga y variada, sorpren­diendo además la fecha tan temprana en la que se hicieron ciertas actividades que hoy se han populari­zado: exposiciones, conciertos, concursos fotográficos, participación en la Feria, festivales benéficos, etc. Cada Junta Directiva que ha habido ha tenido su afán. El de la última, con el entusiasmo continuo del pá­rroco D. Victoriano Navarro, ha sido este maravilloso retablo del Ecce Homo, una obra de Francisco Azorín Vela, con pinturas de Ángel Pérez Poveda. El taller de Paco Caza ha sido para los del Ecce Homo casi una segunda sede, en estos últimos seis años. A todos acogía, con todos tenía algo que hablar, mientras iba tallando o poniendo láminas de pan de oro. Un maestro en todos los sentidos de la palabra.

No quisiera terminar sin destacar la que para mí sería la mayor innovación de esta Cofradía, lo que se podría llamar “el estilo Ecce Homo”. Es una forma de salir en procesión acorde con la majestuosidad de la imagen titular que comentaba antes. A mediados de los 80 y hasta muchos años después era normal ver nazarenos con zapatillas de deporte, o con las túnicas a dos palmos del pie, o chiquillos en procesión hablando y moviéndose de un sitio a otro… Se pensaba que eso era una característica más de la Semana Santa hellinera, pero había otra manera de hacer las cosas y esta Cofradía lo tuvo claro desde su primera salida: sin prisas, con orden, seriedad, compostura, silencio, solemnidad. Aquello impactaba bastante, y aunque desfilando así era el conjunto de la procesión lo que se enaltecía, no fue fácil que esto se aceptara. Hubo muchas críticas.

Por aquel entonces el ritmo de las procesiones venía en general marcado por la velocidad que lle­vara la tracción mecánica de la mayoría de los pasos. A la fuerza, un trono  portado a hombros en medio de la procesión provocaba un corte en la misma si no se reducía la velocidad de los anteriores. Por muy aprisa que se fuera, el Ecce Homo siempre paraba la procesión del Jueves Santo, como si fueran tamborileros. Esto tenía su punto de ironía, porque prácticamente todos los costaleros eran tamborileros impenitentes, es decir con el hábito de tocar el tambor muy arraigado. Para más inri, a partir de 1990 el Ecce Homo empieza a desfilar al compás de las marchas que tocara la banda de música que lo acompañaba. Más lentitud. Más críticas. Un estilo inconfundible que poco a poco va a ir calando en otras hermandades,   especialmente en las de nueva creación. Hoy día, las procesiones de la Semana Santa de Hellín, con costaleros en todos sus pasos, tronos e imágenes renovados, la mayoría con su banda de música, los nazarenos desfilando con otro porte y seriedad, etc., componen otra imagen muy distinta, que los visitantes o los espectadores de televisión que las ven en ciudades y pueblos de Castilla la Mancha quedan impresionados. No atribuyamos a la Cofradía Ecce Homo méritos que no tiene, pero algo habrá tenido que ver su labor durante estos 25 años en esa buena impresión.

Había bastante que contar, pero me he dejado lo más importante para muchos cofrades: el recuerdo de los seres queridos ausentes en estos años, que vivieron los avatares de la Cofradía. Muchas flores del santo terminan en Pascua en el Cementerio. Vaya para ellos mi último recuerdo.

 

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Presentación Concierto 2011

Francisca Díaz Ibánez

 

Esto sucede en una época de transición, en la que la cuidad de  Hellín, estaba necesitada de “algo” diferente para su semana Santa, quizás, orden, compostura, seriedad, esplendor, impresión, y ¡eso si sin prisas!, aunque no fue fácil que se aceptara.

 

Cuando esto empezó, las cofradías tenían mayor escasez de recursos que hoy en día, ya que estos no se buscaban y el resto de cofradías representaban opacidad porque que no eran accesibles a todo el mundo. Con el nacimiento de nuestra cofradía se marca una época, ya que salimos a la calle en busca del apoyo de la cuidad de Hellín y se abrieron las puertas a todos cuantos quisieron, dándoles participación. Gracias al apoyo de todos salimos adelante.

 

Nuestra Cofradía aportó y aporta nuevos aires a la Semana Santa Hellinera, en ella, desde el primero al último de sus cofrades  gozan de los mismos derechos, ya que desde el principio, estos han sido los valores que nos han ido transmitiendo los fundadores de nuestra cofradía, y ahora, nuestra tarea, es seguir transmitiéndolos  a las siguientes generaciones.

 

Personalmente mis padres desde muy pequeña me han transmitido muchos de estos valores, ya que para ellos, nuestra cofradía significa mucho, especialmente para mi padre  porque dedicó mucho tiempo, esfuerzo, le costó muchos disgustos, discusiones…, pero lo que hoy en día queda es mucha alegría ya que este proyecto salió adelante y dentro de la cofradía hemos establecido una pequeña familia.

Mi padre, uno de los socios fundadores, no sólo me transmitió estos valores a mi, también lo hizo con mis dos hermanos. Esto se manifiesta, Viernes santo, cuando los cuatro, debajo del trono de nuestro Ecce Homo, subimos al calvario como si sobre nuestros hombros portáramos el mayor tesoro del mundo.

 

Cuando tenía tan solo 4 años, recuerdo como mi hermana se  vestía con la túnica y la capa para salir por primera vez como nazarena, mientras yo, muy enfadada solo podía acompañarla a por su palma y volver a mi casa. Pasó un año, y ya éramos las dos las que nos preparábamos para acompañar a nuestro Ecce Homo, más tarde se unió a nosotras alguien más, mi hermano, que llegó pisando fuerte. Pasaron los años y conforme crecíamos, preferíamos el tambor a las procesiones. Sin embargo, llegó un momento que comprendimos que se podían hacer las dos cosas, ya que para nosotros poder acompañar al Ecce Homo significa mucho.

 

Como dice un amigo cofrade:

Ecce Homo es una dulce mezcla de poesía y prosa de imaginación y sensatez , de don quijote y sancho, de seriedad y desvergüenza, de luz y de oscuridad, de alegría y de tristeza ,de creyentes y de agnósticas, de beatos y ateos.

 

Ecce homo es la caña, el señor de caña y aquella caña primera de los báculos con los que anduvo sin saber si era cofradía o hermandad, si era el ultimo tren o el primer tranvía.

 

En estos días en los que la semana santa da comienzo, me gustaría hacer un llamamiento a la cordura y la sensatez de todos aquellos que formamos parte de ella, para que entre todos colaboremos, sin enfriamientos y a través del dialogo para que el conjunto de la semana santa se desarrolle con la mayor brillantez y para que continuemos teniendo la mejor semana santa del mundo.

 

Me gustaría agradecer a todas aquellas personas que hicieron posible que nuestra Cofradía saliera adelante en un momento en el que la situación económica era muy precaria y, todos ellos, de forma totalmente desinteresada y altruista colaboraron con su esfuerzo, dedicación, recursos económicos y muchas horas de trabajo.

 

Y no puedo terminar sin manifestar mi admiración, debilidad y por supuesto agradecimiento hacia mis padres y mis hermanos. Gracias por apoyarme en los momentos difíciles, cuando más lo necesitaba, por enseñarme a luchar por lo que realmente quiero, gracias por hacer que todos mis sueños se hagan realidad y lo más importante de todo, gracias por hacerme feliz. También a mis abuelos Rafael y Encarna que hoy  ya no están con nosotros, pero  hicieron todo lo que estuvo en su mano para ayudar a mi padre en esta andanza y lo dieron todo por nosotros.

 

Sirvan estas palabras a los que creyeron en el proyecto Ecce Homo, con respeto y con cariño, va por todos ustedes y por la semana santa de Hellín. Gracias.

 

Francisca Díaz Ibáñez

 

 

 

 

 

 


 

Presentación Concierto 2012

 

Cofrades, amigos y amigas muy buenas noches.

 

Podría empezar y terminar de muchas formas, pero creo que la más acertada y la que mejor resume el significado de esta cofradía es este poema de un cofrade nuestro Juan Jesús Marín, que cada vez que lo oímos se nos pone el vello de punta, se nos saltan las lágrimas e incluso vienen a nuestra mente imágenes llenas de sentimiento y emoción.

 

Tras un mar de color grana

el corazón ligero y encogío

van meditando entre el gentío:

¡A la de tres arriba con el alma!

 

Suena detrás la suave música 

que hace que con leve balanceo

un paso, otro paso: ¡ese meneo!

haga llorar con su cadencia única

 

¡No lo llevan, es que flota!,

comenta la gente cuando pasa.

¡El Cristo parece que va andando!

 

Pero el costalero sí lo nota,

emoción y dolor son una brasa

¡Silencio! ECCE HOMO está pasando

 

Estamos aquí un año más en vísperas de lo que para los hellineros es la semana más importante del año, nuestra Semana Santa, y comienza como viene siendo habitual con este concierto, que a su vez es como nuestro particular “Pregón”. El que año tras año viene organizando la cofradía Ecce – Homo desde hace 18 años.

Casualmente, el mismo año, aunque unos meses antes, en el que yo fui inscrita a esta Cofradía, desde el mismo día de mi nacimiento. Pues mi padre no se lo pensó ni un momento y tras inscribirme en el registro se dirigió directamente a apuntarme a la cofradía, ya que tenia claro, como él dice, que yo si iba a ser de corazón. Y pensareis que exageración, pues si yo pienso lo mismo, ya que si se descuida me apunta antes a la cofradía que en el registro civil.

 

Esta claro que cuando realmente te sientes parte de esta cofradía es cuando comienzas a participar de lleno en ella, desfilando en las procesiones, ayudando a hacer bocadillos jueves santo, cuando vas entablando amistades, cuando estas deseando que llegue domingo de ramos para colocarte esa túnica color garbanzo con la capa granate, cuando esperas con ilusión que llegue Jueves Santo en la mañana para subir con tu padre de la mano y hacer el traslado del trono, cuando lo ves emocionada salir por primera vez a la calle con ese bonito balanceo que nos caracteriza….

 

Para mí, no es solo una semana intensa en la que te faltan horas y minutos del día para hacer de todo, tanto tocar el tambor como desfilar en las procesiones y ayudar en la cofradía en todo lo que se puede.

 

Es algo más, ya comenzamos en cuaresma…..en esos 40 días durante todos los sábados y domingos subo a la sede con ilusión, con la ilusión de todos los años y con la alegría de saber que estoy haciendo algo que me gusta y que sirve para colaborar, aunque mi aportación pueda ser mínima, a que cada vez podamos crecer mas y mejorar en la medida de lo posible. Porque la aportación de todos y cada uno de los cofrades sirve y de mucho, con un solo objetivo seguir prosperando para ser cada vez mejor.

 

Creo que ser cofrade no significa ser solo costalero o Nazareno, ya que esta cofradía no es solo de unos pocos sino de toda esa gente que colabora y ayuda indistintamente si es comprando lotería, trabajando en el chiringuito, haciendo bocadillos e incluso aquellos que no son ni costaleros ni nazarenos pero continúan pagando su cuota rigurosamente y siguen siendo cofrades.

 

La grandeza de esta cofradía reside en que aquí todos somos iguales, desde los socios fundadores, a aquel que se apuntó a ella en sus orígenes como el que acaba de llegar…….. ¡AQUÍ TODOS SOMOS IMPORTANTES!

 

Recuerdo con emoción cuando por primera vez y tras mucho insistir a mis padres, asistí a un concierto. Me acuerdo de ver a Charo en la puerta de la iglesia muy nerviosa y todo el mundo le decía que se tranquilizara, yo no entendía nada, si total tampoco era para tanto solo tenia que hablar un poco y delante de gente conocida. Pero ahora he de decir que te entiendo perfectamente Charo, pues estos nervios son inevitables. Y más si cabe teniendo en cuenta que la labor que esta noche yo desempeño, ha sido realizada anteriormente por grandes personas de esta Cofradía y sobretodo que dejaron el listón muy alto.

 

Mi primer concierto fue especial, pues muchas veces había oído hablar a mis padres y amigos de él, y yo me sentía importante ya que también estaba allí. Desde entonces no he dejado de asistir ni un solo año, ahora en compañía de mi amiga Mercedes, y como la tradición obliga, así seguimos.

 

Quien me iba a decir a mí que unos años después yo iba a estar aquí, muertecita de nervios, pero eso sí, sintiéndome muy orgullosa de que la junta directiva haya contado conmigo para presentar el concierto de este año.

 

Como bien saben los  que me conocen, como buena hellinera que soy, llevo la Semana Santa en las venas, me gusta el tambor con locura, pero una semana santa sin mi Ecce Homo no seria una semana santa completa.

 

Pero ahora de lo que toca, es hablar de música, y para ello que mejor que presentar a quienes nos va a deleitar un año más con un excelente concierto.

 

Se trata de la Unión Musical Santa Cecilia de Hellín, una banda muy vinculada con esta Cofradía, ya que son varios los conciertos en los que han participado, de uno de sus músicos, Jesús Miguel Pérez Castro, salió la marcha procesional “Ecce – Homo de Hellín” y son ya muchos años los que nos han acompañado en la procesión de Viernes Santo por la mañana y lo siguen haciendo en la procesión del Jueves Santo.

 

No creo que haga falta una exhaustiva presentación ya que de todos es conocido su extenso bagaje en sus 35 años de existencia, yo desde aquí más que ensalzar su currículo, quisiera poner en valor la gran labor social que desarrollan.

 

Desde su fundación han sido cientos de jóvenes los que han pasado por su academia, a los que se les ha inculcado el amor a la música, a la cultura, y eso no solamente les ha servido para crecer como personas y como músicos, sino también en alguno de los casos, les ha servido para encauzar su vida profesional y laboral.

 

Procesiones, conciertos, pasacalles………, “millones de notas” que han salido de vuestros instrumentos bajo la sabia dirección primero de D. Miguel Picazo, posteriormente de nuestro buen amigo Juan López Morales “Cañamón” y en la actualidad por Francisco Javier García Cobos.

 

Llegamos a Domingo de Ramos, el día de los niños, de los caramelos, de las filas interminables de nazarenos, de las palmas…

 

La primera vez que mi madre me puso la túnica y la capa fue un Domingo de Ramos, ya que se supone que es la procesión más entretenida y menos pesada para los pequeños. Pues bien esa mañana estaba nerviosa, era algo desconocido y nuevo para mí, y aunque sabía que no iba a ir sola no tenia muy claro que eso me fuera a gustar. Pero la verdad es que la primera impresión fue buena, no era la única que ese año se estrenaba de nazarena sino que en ese momento ya comenzó una historia. Si una historia que rápidamente se convirtió en amistad con un grupo de personas que hicieron que no pensara ni un minuto si volver a salir o no, pues tenía claro que esas personas no iban a ser únicamente nazarenos sino que realmente se convertirían en personas especiales para mí.

 

Desde aquel día nos colocábamos por estatura uno tras otro, y aunque algunas veces nos separaban porque había alguno mas bajillo, al final terminábamos buscando el modo de ponernos juntos. Éramos pequeños, felices, alocados y muy charlatanes, por lo que a las mayordomas de filas las llevábamos locas. No había una sola procesión en que no liáramos alguna, si no era por los caramelos era por que hablábamos, porque no nos separábamos lo suficiente, porque jugábamos con las palmas…. pero el caso es que quietos nunca estábamos.

 

de ellos, Rafa y Alberto, forman hoy parte del gran número costaleros que van bajo las varas de nuestro Trono desfilando por las calles hellineras marcando el paso, con ese estilo tan característico y peculiar que solo nuestros costaler@s saben marcar.

¿Y quien serán las otros dos personas? Pues si somos Ana y yo. Las que ahora hemos cogido el relevo, las que controlamos a los pequeñines y no tan pequeñines de la cofradía durante los desfiles procesionales junto con Lidia. Y aunque hay que reconocer que no nos gustaba nada que nos mandaran, ahora somos nosotras las que llevamos locos a los nazarenos con la distancia, el capuz, el báculo, no hables, no corras… en fin todas esas cosas que siempre nos han dicho a nosotras, porque hay que reconocer que hemos tenido buenas maestras (Mari, Enriqueta…) y  claro con tantas veces que no lo han dicho….., la lección ha quedado bien aprendida.

 

La ilusión y el objetivo de aquellos niños, como nosotras que llevamos saliendo de nazarenas, como aquel que dice, toda la vida es por supuesto llevar algún día sobre nuestros hombros al Ecce-Homo, si Ana, a nuestro Ecce-Homo.

 

Pues como dicen que la ilusión es lo último que se pierde, algún día seremos nosotras las que formaremos parte de ese grupo de costaleros que en la mañana de Viernes Santo echando su último aliento, suben al Ecce – Homo a lo más alto del monte Calvario.

 

Llega Jueves Santo, el epicentro de nuestra Semana Santa donde en tan solo 30 horas, las que van de la mañana del Jueves a la tarde del Viernes Santo, se concentran toda la ilusión, el esfuerzo y el trabajo de todo un año.

 

La mañana del Jueves es todo un “trajín” de idas y venidas, después de una larga tarde – noche de tambor tienes que estar lista no más allá de las 10, hay que subir a la Sede para el reparto de báculos y para ver como Nacho, nuestro Jefe de Costaleros, empieza los preparativos para el traslado del trono a la Parroquia de la Asunción.

 

Después como ya es tradición acompaño a mi padre a la comida de costaleros, de nuevo a la Sede, ahora toca hacer bocadillos para el almuerzo del Viernes (mi madre, Enriqueta, Mari, Lidia, María, Inés y nuestras amigas de La Nava) ponen todo su cariño en sus manos en la elaboración de los bocatas que servirán de sustento al día siguiente.

 

Nuevamente a la Iglesia hay que ver como ha quedado nuestro “paso” después del arreglo floral y ya rápidamente a casa hay que ponerse la túnica, se acerca la hora de la procesión.

 

Y llega el momento……. las 6 en punto de la tarde, no suenan timbales ni clarines, no, pero nuestro corazón empieza a latir con más fuerza, con más intensidad, una voz se oye al fondo “cada uno a sus puestos”, los costaleros empiezan a colocarse cada uno en el lugar de la vara que le corresponde, “al brazo y arriba”…. suena el timbre y en dos impulsos se posa sobre los hombros, caras de emoción y satisfacción, sentimientos, recuerdos se agolpan en un solo instante…….. (silencio)

 

Riiing! suena el timbre, y lentamente va girando hasta encontrarse frente al Altar, una vez allí llega el que para mí es el primer gran momento, “el saludo”, en el silencio sepulcral de la Parroquia se vuelve a oír una voz “Costaleros……….. con el alma……. ¡ARRIBA!”, un fuerte aplauso nos despierta de un momento mágico.

 

Después de este instante tan especial por fin llega el momento de salir a la calle, el momento en el que hay que formar a los nazarenos que salen junto con el paso de la Iglesia de la Asunción y en el que por primera vez lo ves desfilar. Ese momento que llevas un año entero esperando y que por fin ha llegado.

 

 Es la hora de bajar a Capuchinos para allí con el resto de las cofradías y hermandades desfilar en la procesión del Silencio.

 

Una vez iniciada la procesión, para mí, no hay cosa mas bonita que girarte y verlo venir hacia ti, ver como toda la calle Gran Vía se llena de nazarenos vestidos de beige y granate y entre ellos, ver las caras de los costaleros que lo han cargado por primera vez y van radiantes de felicidad.

 

No podemos olvidar la curva hacia López del Oro, ¡que curva señores!, un momento este, descrito por D. Mariano Tomás Benítez (extra de S. Santa de La Verdad año 2001) “porque la escenografía resulta todo un monumento de lo incomprensible, tan solo compensado con el hermoso recogimiento, impuesto por el orden procesional, hasta que el trono, ricamente engalanado, hace un giro generoso y enfila la arteria que le llevará al casco antiguo de la población en el recorrido del itinerario romántico de nuestra Semana Santa”.

 

Todo el recorrido es un sinfín de sensaciones, el paso por calle Buenavista, el Rabal, por la Portalí, callejón de Franciscanos,  calle de Eras, momentos que por muchos años que vivamos, siempre son sensaciones diferentes, porque por allá por donde pasa Ecce Homo, todo se convierte en mágico y especial.

 

Viernes Santo en la mañana, tras una intensa noche de tambor llega el momento de bajar a casa y cambiarte la túnica negra por la beige y granate, cambiar el tambor por la caña y el zurrón por el capuz y la corona.

 

Llega el momento de subir a la Iglesia, me dirijo a participar en la procesión que para mi es la que mas me gusta. Subiendo por la calle el sol, ves un sin fin de gente, que bonito es ver nazarenos que suben a la Iglesia cada uno con la túnica de su Hermandad, mezclados con tamborileros, músicos….

Llego por fin a la Parroquia, ves caras de cansancio, caras nuevas que han decidido salir ese día y por supuesto ves rostros emocionados. Es nuestra última procesión, la de la subida al calvario.

 

Vuelve a sonar por primera vez el timbre esa mañana, todos a sus puestos y comenzamos. Plaza de la iglesia, calle Perier, Plaza de Franciscanos, calle Andalucía, calle de Isso y por fin, Camino de las Columnas. Desde hace unos pocos años, tenemos  una parada obligatoria, en la primera columna, propiedad de la cofradía Ecce Homo, y es el momento de la instantánea para el recuerdo de todos los años, la foto de los nazarenos con nuestro Estandarte en la puerta de dicha columna.

 

Continuamos nuestra travesía, los tambores nos acompañan durante el recorrido, se ven a las cofradías que desfilan delante nuestro alcanzar la cima y llegamos a las monjas, un saludo y para arriba, ahora sí, nos aproximamos cada vez más.

 

Cada vez estamos mas cerca de ese momento, el gran momento que todos estamos esperando. Minutos y segundos que te dejan sin respiración, sin palabras, sin adjetivos con que poderlo definir. Nos aproximamos a la última columna y una vez que están todos los nazarenos colocados, con sus báculos haciendo un pasillo, el pasillo que lo conduce hasta posarlo en la cima del monte calvario. Y comienza la subida al último repecho, vamos despacio, elegantes, con la majestuosidad que nos caracteriza, ¡inconfundibles! como solo nosotros lo sabemos hacer. Una multitud de aplausos se oyen esa mañana, mientras nuestros costaleros pasan el último repecho para por fin posarlo sobre la cumbre, en lo más alto del monte Calvario.

 

 Nos fundimos en lágrimas de emoción, en abrazos de ánimo y de alegría, un sentimiento de satisfacción recorre nuestro cuerpo, un año más lo hemos vuelto a hacer, hemos forjado un nuevo capitulo de nuestra historia.

 

A continuación la Unión Musical Santa Cecilia va ha interpretar otras dos marchas. Una de ellas es por antonomasia nuestra marcha de procesión “Ecce Homo de Hellín” del músico hellinero Jesús Miguel Pérez Castro. Que como por todos es conocido fue estrenada en el año 1994 coincidiendo con el primer concierto del Ecce Homo.

 

La otra es un estreno, una marcha de procesión compuesta por una persona que desde su niñez ha estado vinculada a nuestra cofradía, ha sido nazareno, es costalero, como músico ha pertenecido a varias bandas de cornetas y tambores así como a la propia Unión Musical Santa Cecilia, en la actualidad es nuestro jefe de costaleros, pero sobre todo es un “eccehomero” de los pies a la cabeza, se trata de Ignacio Tomás Ponce “Nacho”.

 

Pocas cosas mas puedo decir de él que todos no sepamos, y tal vez sea yo la menos indicada dada nuestra relación personal y afectiva que va mas allá de la simple amistad.

 

De la marcha “Y Pilatos te condeno” lo mejor es que cada uno saquemos nuestras propias conclusiones, lo que esta claro es que es una marcha de procesión hecha con el corazón.

 

Se acerca el final………..

 

Tras un breve descanso reparador, en el que aprovechamos para reponer fuerzas con las empanadillas y bocadillos preparados en la tarde anterior, nos disponemos a realizar nuestro último desfile.

 

La bajada suele ser lenta y aun así corta, y entre parón y parón es costumbre que nuestro Cristo se introduzca entre las filas de nazarenos, para que todos desde el primero al último podamos disfrutar de su presencia.

 

Tras encarar la calle Benito Toboso, nos ponemos nerviosos, sabemos que queda poco para posarlo en su Casa. Somos conscientes de que son los últimos minutos que vamos a poder estar con Él hasta el próximo año.

 

Llegamos a El Rabal, allí en las escaleras de la plaza Europa vemos a María, Enri, mi madre que han salido a verlo, a despedirlo como todos nosotros. Que gran momento, ahora si, estamos en pleno Rabal. Toda la calle llena de nuestros nazarenos, el Cristo va en el centro, un paso, otro paso…. estamos llegando al final. Un Rabal abarrotado de gente,  que queda  cautivada con nuestro cadencioso paso, emocionada, satisfecha porque sabe que como todos los años, el paso del Ecce Homo por el Rabal no deja a nadie indiferente.

 

Y llega el final….. cada vez va más lento, como si no quisiera llegar, como si no quisiera que se terminara nunca, sube su última cuesta, ya está, ya llegó y es ahí en ese instante justo en el arco de la Parroquia donde los costaleros, los nazarenos le hacen la despedida, la última “lavantá” ……. Riiing! ¡ARRIBA!

 

Mas que una despedida, es una señal de agradecimiento, a nuestro Cristo le damos las gracias porque todo ha salido bien, porque un año más nos ha vuelto a juntar.

 

Y también es una petición, para que el año que viene, nos volvamos a ver, para que nos de salud, para que nos cuide.

Y yo este año, le quisiera hacer una petición muy especial, a la que me gustaría que os sumarais y es que a esos varios cientos de familias hellineras que por culpa de la crisis lo están pasando mal, económica y laboralmente, les dé un rayo de esperanza e ilusión convertido en un puesto de trabajo.

 

Y como ahora sí que hemos llegado al final me gustaría que el Presidente de nuestra Cofradía Alfonso Cantero, nos dirigiera unas palabras………

 

Y ya por mi parte, no quisiera terminar sin antes dar las gracias.

 

En primer lugar a Lidia y a María, si a vosotras, simplemente por todos los buenos momentos que me hacéis pasar a vuestro lado: chiringuitos, procesiones, cenas, comidas, limpiezas, reuniones…. Risas y muchas risas. Por todo eso y mucho más gracias porque contáis conmigo siempre y eso me hace feliz. No puedo decir nada mas de ellas son especiales para mí, una es sangre de mi sangre y la otra sabe que como si lo fuera.

 

En segundo lugar por supuesto a nuestro presidente Alfonso y a toda su junta directiva, por confiar en mí para hacer la presentación del concierto de este año y por darme la oportunidad de expresar lo que para mí significa poder formar parte de esta pequeña GRAN familia.

 

Y por ultimo a mis padres, porque gracias a ellos soy la persona mas feliz del mundo. Gracias papa por haberme inculcado lo que es el sentimiento eccehomero y semanasantero. Gracias por confiar en mí y apoyarme siempre.

 

Quisiera hacer mención y dar también las gracias a todas esas personas que han hecho posible que el pequeño proyecto de feria se hiciera realidad, que de un simple chiringuito con aires andaluces saliera  “El Corralito” ¡y que corralito Chapu!.

 

Por supuesto también, muchísimas gracias a todos ustedes por asistir un año más al concierto organizado por la Cofradía Ecce Homo de Hellín y por mi parte muchas gracias por escucharme aquí esta noche. Sin más solo me quedas desearles una Feliz Semana Santa 2012, y que si la situación meteorológica no nos lo impide, disfrutemos mucho de ella.

 

Y recuerden…….

 

¡ SILENCIO, ECCE – HOMO ESTA PASANDO!

 

 

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