Es el Jueves Santo en la mañana
en la sede Cantarería,
cuando los nervios afloran
Se ponen varas y almohadillas,
Se saca el trono a la calle,
tintineo de campanillas,
son los rostros quienes hablan,
son todos de alegría
por ver a su Ecce Homo desde abajo,
por verlo en el trono encima.
Llega el día establecido,
con la túnica y guantes blancos,
me presento en la Cofradía,
para levantar a ese Cristo
con corona y vara en mano.
Procesión del Silencio le llaman,
La del Jueves Santo en la noche,
desfila “ESE HOMBRE” por las calles
por sus costaleros portado a hombros,
¡¡Silencio todos guarden!!
en respeto por Ecce Homo.
Bajo el trono, costaleros preparados
suena el timbre a formar
Esos primeros kilos, esa vara en el hombro
y el angosto caminar.
Esa mirada que busca “Ecce Homo”,
cuando en orquillas va a parar
Es el soplo de aliento de un costalero
penitente en su andar.
Esa suela en arrastre,
que en silencio se percibe
es la marcha del costalero,
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que sus pies ordenes reciben,
por calles y callejuelas
el costalero resiste
no por cansancio, es por pena
que la procesión termine.
Y es el viernes por la mañana
ya quitadas la tulipas,
se sube temprano al Calvario,
Esperamos la subida….
Es donde el costalero llora
con lagrimas cristalina,
no de pena y angustia,
sino por la llegada arriba,
Entre voces de ¡¡ánimo y fuerza!!
y los nazarenos que se alinean
con sus báculos, el Ecce Homo,
corona el Calvario, corona la cima.
Otro año que pasa,
otro año que termina,
Llegamos a la Iglesia todos
con tristeza y alegría,
Algo que no se entiende,
algo que no se explica,
Pena porque se acaba y
y alegría por su salida.
Pilar Cañavate Villalobos
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